viernes, 4 de mayo de 2012

Tricomas

Tricomas:
Al hablar de tejidos vegetales complejos, hablamos de tejidos que están conformados de varios tipos de células, entre estos encontramos la epidermis, en la cual podemos encontrar células como las estomáticas, tricomas y las células que conforman el tejido en sí. Los tricomas, son esos "pelitos" que vemos en las hojas y tallos de algunas plantas, también se les llama tricoblastos.
Las funciones de estos tricomas es variada, entre ellas encontramos la absorción de agua, proteccion contra agentes abrasivos, dispercion de semillas y frutos, regulacion de temperatura y percepcion de estimulos. 

Imagen 1. Tricomas vacuolados.




Como se puede observar en la Imagen 1 algunos tricomas a través de un aumento de 10x del microscopio optico, se encuentran generalmente vacuolados.







Existen tambien varios tipos de tricomas:
  • Unicelulares simples: Los cuales encontramos en Citus y Heloiphila pilosa.
  • Pluricelulares uniseriados: Encontrados en la hoja de Saintpaulia y de Oleria rapae.
  • Estrellado: En la hoja de Sida y Shepheridia canadensis.
  • Dendroides : En la hoja de Lavadura.
  • Peltado: En la hoja de Olea y la de lulo.
  • Escamoso: En el Croton argyranthemus.
  • Vesiculosos:  En la hoja de Atriplex portulacoides.
  • Glandulosos: En el tallo de tomate y Salvia occidentalis.
 
Se puede ver en la Imagen 2 y la Imagen 3 un ejemplo de tricoma peltado a través de un microscopio optico a un aumento de 4x y 10x y en la Imagen 4  el mismo tricoma pero visto transversalmente de una muestra de un tallo de lulo.
Imagen 2. Tallo de lulo. Tricoma perlado. 4x.
Imagen 3. Tallo de lulo. Tricoma Perlado. 40x.
Imagen 4. Tallo de lulo. Tricoma perlado. 40x.
A continuacion en la Imagen 5 se observa un ejemplo de un tricoma pluricelular uniseriado visto al microscopio oprtico con un aumento de 40x tomado del tallo de una planta dicotiledonea.

Imagen 5. Tallo de planta dicotiledonea. Tricoma Pluricelular Uniseriado.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Secreta historia de amor entre flores e insectos



Las flores viven pendientes de reproducirse, desesperadas por procrear. Engendrar, fructificar es la sobrevivencia en todas las especies. Y para fecundar y ser fecundadas, las flores necesitan de los insectos que transportan el polen vital. 


Esta capacidad de confraternizar entre especies, entre reinos, es quizás aprendida o innata, pero imprescindible para mantenernos vivos y existiendo en ciclos. Al parecer los insectos, seres algo distraídos y en ocasiones desmotivados, no siempre acuden por propio gusto o decisión, y entonces urge atraerlos con cualquier artificio. 

Existe una inteligente orquídea, la Ophrys, que habita en buena parte del planeta. La hermosa flor se ha matrimoniado en secreto con la avispa macho. 

Orquidea Ophrys
Para sus encuentros exhala un aroma muy especial, además de adoptar una apariencia semejante a la avispa hembra. El macho, llamémoslo avispo o avispa masculina, pierde la razón y se dedica a amar con todo furor a la coqueta flor. 

La coquetería en el fondo, sin quitarle virtud, es también supervivencia. La Ophrys, con prisa vegetal, acaricia impetuosa al insecto con el polen de sus estambres. Cuando la avispa macho vuela a otra orquídea también camuflada con gran habilidad, se produce sin remedio la polinización, ignorando el insaciable amante que ha sido apenas un simple intermediario, un polinizador más y otro amante engañado. 

El engaño es otra esencia del amor. Pero la moraleja de esta y otras historias iguales es un final feliz, siempre feliz. El insecto ignora una y otra vez que es el padre adoptivo de las flores, y la flor recién llegada permanece ajena de por vida al asombro de que su progenitor lleva alas y no pétalos. 

Y lo saben, hacen toda la vida como si lo ignoraran y trasmiten esa capacidad a la progenie. En cuanto cumple su mayoría de edad, la flor aprende que ese amante, con un amor muy ciego, ama cualquier cosa que parezca una avispa. 


Según botánicos de diversas latitudes, la flor continúa todavía, en cualquier rincón, la evolución para confundirse más y más con las avispas hembras, dado que sin avispa macho estaría condenada a muerte.

Parecer lo que no es significa para la Ophrys oler como una avispa, crecer lo justo que crece la avispa, adornarse con los mismos colores que la avispa, y arriesgarse a ser la víctima un día de las celosas avispas hembras, si llega a hacerse pública la historia secreta de ese amor, que se repite cada día a la luz del sol.